lunes, 13 de octubre de 2014

¿SOMOS LIBRES?

Para empezar, la respuesta directa: no.
Luego, los argumentos. Para empezar, la libertad está presente cuando una persona puede hacer lo que quiera. Eso es, que en el momento en el que un pensamiento surge en su cabeza, lo puede llevar a cabo exactamente como lo tenía en mente hacer. En el momento en el que se ve obligado a variar, aunque sea un poco, la acción que quiere hacer, ya no es completamente libre.

Digamos; ahora yo estoy delante de mi ordenador. Estoy haciendo una entrada para el blog de filosofía. Además, estoy escuchando música, concretamente ópera. Y me gustaría mucho salir al balcón, enchufar los altavoces al ordenador y ponerme a cantar a voz en grito:

MA IL MIO MISTERO E CHIUSO IN ME!! E IL NOME MIO NESSUN SAPRÁ!!

Pero no lo hago porque:
-No tengo altavoces.
-No tengo balcón.
-No tengo ganas.
-No quiero humillarme en el caso de que me salga un gallo, que es bastante probable.

Ahí se ve que yo no soy completamente libre. Tengo dos limitaciones físicas, y dos limitaciones psicológicas. En el caso de que fuese libre completamente, estaría allí. Por ello, el mismo carácter físico de la realidad (el hecho que haya materia, distancias...) nos resta libertad. También nosotros mismos nos restamos libertad (y gracias a Dios). También hay otros que nos restan libertad, pero eso no es necesariamente malo.

En el mundo existe algo llamado orden. Si se mira en la anterior entrada, se verá como en el séptimo párrafo hablo sobre un código de conducta en una de mis historias preferidas. Uno de los valores de esta era el orden, en el sentido de que nadie pueda hacer todo lo que quiera, cuando quiera, como quiera. Y eso es así porque, como dijo Einstein:

'Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana'.

Y por eso, no es conveniente que cada cual haga lo que quiere. Eso se denomina anarquía, y no es buena idea. Y solo la palabra de por sí suena a caos y desgracia. ¿No?

Para algo existen los códigos éticos, la base de toda relación humana. En un mundo en el que no hubiesen leyes pero todos siguiesen un código moral basado en la benevolencia, todos seríamos felices. Pero eso es una utopía la cual cualquiera en su sano juicio rechaza, porque saben que es imposible. Para eso existen las leyes, para que aquellos que las cumplan no tengan que oír nunca sobre ellas, y que aquellos que las incumplan sean castigados.

A veces, los anarquistas dicen 'Las leyes están para quebrantarlas' (si es que se sacan el porro de la boca alguna vez). En parte, la frase es verdad: si nadie quebrantase las normas, no existirían. Están para quebrantarlas, sí; pero también para castigar a aquel que lo haga.

También hay otras limitaciones a nuestra libertad que podemos dar gracias a Dios que existen. Una es esa; Dios. Hay gente que obra con bondad sólo por el terror que les causa el purgatorio (pero seguramente acaben allí, por mentirosos). Otra es la misma sociedad, que está hecha un asco y podrida, pero todavía no del todo. También está nuestra propia mente, que nos dice qué está bien y qué está mal, a no ser que tengamos el norte muy perdido.

Por ello, uno de los principales problemas de la sociedad hoy en día es el exceso de libertad. Y tal vez también la falta de ella. Hoy se considera que una mujer debería ser libre de decidir si matar o no un niño que lleva en su interior. El problema que yo veo, es que esas mismas mujeres que aspiran a matar a un niño 'simplemente porque no les apetece tenerlo', son demasiado libres, y pasan ideas extrañas por sus cabezas, que no pasarían si tuviesen un control más fuerte sobre sí mismas. Otra cosa es aquellas que tengan argumentos decentes (malformación, violaciones....).

También aquellos que dicen apoyar a Israel en su guerra contra Palestina, argumentando que 'los palestinos son terroristas', y que aquel que no apoya a Israel 'es un judeofóbico y un Nazi'. Es el mismo problema. Sus mentes son demasiado libres para imaginarse cosas, y para decidir no acordarse que los Israelíes llegaron allí en 1948, mientras que los palestinos llevan allí miles de años. Además, tachar a una raza de terroristas, y luego acusar a otro de racista es signo inequívoco de que esa gente es demasiado libre.

Y una larga lista de otros ejemplos que podría poner.

En resumen: no somos libres, pero eso es bueno.

Por cierto, todo esto no significa que los criminales sean inocentes, que son fuerzas externas las que les hicieron hacer lo que quiera que hayan hecho. Ellos son los que han decidido hacerlo, dentro del pequeño margen que les dejó el universo (si o no).

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